Dos minutos para ponerse a salvo: el Ejército prueba un sistema que neutraliza al instante los efectos de una «bomba sucia».

Dos minutos para ponerse a salvo: el Ejército prueba un sistema que neutraliza al instante los efectos de una «bomba sucia».

China desarrolló un método con cohetes para hacer caer una nube radiactiva tras una explosión.

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Científicos militares chinos realizaron un raro experimento de campo, simulando la explosión de una «bomba sucia», un dispositivo que combina trinitrotolueno (TNT) con materiales radiactivos, como plutonio o cesio. Estas bombas no provocan una reacción nuclear, pero generan una nube radiactiva capaz de convertir barrios enteros en zonas peligrosas para la vida durante semanas o incluso meses.

El estudio fue realizado por especialistas de la Universidad de las Tropas de Ingenieros del Mando Logístico Unificado y del Instituto de Fuerzas de Cohetes del Ejército Popular de Liberación (EPL). Según el South China Morning Post, el objetivo del experimento fue probar un nuevo sistema de supresión aérea de emisiones radiactivas, que podría convertirse en una herramienta para neutralizar rápidamente las consecuencias de ataques radiológicos.

Según el responsable del proyecto, experto en seguridad nuclear Lin Yuanye, los sistemas móviles en desarrollo podrán desplegarse en cuestión de minutos tras la explosión. Pulverizan reactivos especiales que se unen a los aerosoles radiactivos, provocando que las partículas se depositen en el suelo y, de ese modo, limitando la propagación de la contaminación.

Durante la prueba, los científicos simularon la detonación de 62 kilogramos de TNT mezclados con un kilogramo de plutonio apto para armas, una sustancia extremadamente peligrosa empleada en cabezas nucleares. Para minimizar la influencia del clima, la explosión se realizó en una tarde tranquila y nublada con viento inferior a 2 m/s y una temperatura alrededor de 25 °C. La detonación se efectuó sobre una plataforma de hormigón que imitaba una zona urbana.

Los resultados del experimento, combinados con modelado por ordenador, mostraron que una liberación no controlada podría contaminar un área de hasta 3,8 millas cuadradas (aproximadamente 10 km²) y poner en peligro a decenas de miles de personas. Los científicos identificaron varias zonas de impacto: la «letal» con dosis superiores a 1 Sv (100 rem), la «peligrosa» con 50–100 rem y la «zona de intervención», que requiere evacuación y desactivación urgente.

El equipo propuso emplear sistemas de cohetes por analogía con las tecnologías de provocación artificial de lluvia. Esos cohetes podrían liberar reactivos vinculantes directamente en la nube radiactiva ascendente para acelerar el asentamiento de las partículas y reducir la superficie contaminada.

Según los cálculos de los investigadores, con una eficacia del sistema superior al 50 % la zona de alto riesgo se reduce notablemente, y con un 90 % casi desaparece. Sin embargo, lograr ese resultado solo es posible si los cohetes se lanzan en un plazo de dos minutos tras la explosión. Un retraso provocará la elevación de la nube y su rápida propagación, lo que exige detección inmediata, alertas tempranas y la preparación de los servicios de emergencia.

Los científicos subrayan que las tecnologías desarrolladas pueden utilizarse no solo con fines militares, sino también en protección civil, para localizar las consecuencias de accidentes en centrales nucleares o de actos terroristas con sustancias radiactivas.

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