Si las máquinas llegan a factorizar números en segundos, todos los secretos quedarían expuestos. Pero hay una salida.

El nuevo aparato MISTRAL, demostrado por Thales en la European Cyber Week en Rennes, pertenece a la parte de la infraestructura de red que funciona de forma discreta, pero sin la cual no es posible la transmisión segura de datos operativos. Estos dispositivos reciben el tráfico en la entrada, lo pasan por módulos de hardware, lo cifran antes de enviarlo y realizan la operación inversa en el extremo receptor. Forman un circuito aislado separado y no dependen de los mecanismos de la red general, por lo que un observador externo no puede leer el contenido de los paquetes ni interferir en el intercambio.
MISTRAL fue diseñado pensando en una era en la que ordenadores cuánticos dejarán de ser una rareza. Tales sistemas, en el futuro, serán capaces de afrontar tareas que se consideran difíciles para los procesadores clásicos: la factorización de números grandes, el cálculo de logaritmos discretos y otras operaciones que sustentan los esquemas criptográficos más extendidos. Si esos métodos se vuelven accesibles para un amplio conjunto de actores, los mecanismos conocidos dejarán de ofrecer el nivel de protección requerido. Los desarrolladores afirman que la arquitectura de MISTRAL está diseñada para conservar su resistencia incluso en esas condiciones: el equipo emplea procedimientos que, según su evaluación, seguirán siendo fiables cuando las soluciones habituales resulten insuficientes.
Este tipo de soluciones son demandadas por organismos que manejan información cuya compromisión puede afectar al sector energético, al transporte, a la automatización industrial o a proyectos de defensa. En esos ámbitos el equipo debe superar la evaluación de los reguladores nacionales y demostrar resistencia no solo a nivel de algoritmos, sino también en la implementación. Thales subraya que MISTRAL cumple los requisitos de ANSSI y obtuvo la calificación Common Criteria EAL4+, que implica el análisis del firmware, la lógica de gestión de claves, el comportamiento en escenarios complejos y la resistencia a errores de operación típicos.
Una parte importante del concepto es la capacidad de trabajar con grandes volúmenes de tráfico. MISTRAL transmite datos por cuatro canales a 10 Gbit/s cada uno y lo hace con baja latencia. Esa reserva permite instalar el aparato tanto en nodos locales como en líneas troncales, por donde circulan flujos de telemetría, mensajes de servicio o señal de vídeo.
Otra tarea es integrar el aparato en contornos de comunicación corporativos complejos. En redes grandes, decenas de dispositivos deben operar de forma coordinada, y la configuración manual a menudo provoca errores. MISTRAL utiliza un punto único de gestión: el estado de los módulos, las claves y los parámetros están vinculados a una consola común, lo que ayuda a mantener la estabilidad y reduce el riesgo de fallos. Para el sector energético, la industria y los proyectos de defensa ese enfoque es extremadamente importante, porque una avería en un segmento puede generar una cadena de problemas en otras partes de la red.
Según Thales, MISTRAL ya está en pruebas y la producción en serie está prevista para junio de 2026. Para Europa, esto supone un paso hacia la preparación de la infraestructura ante un futuro en el que la computación cuántica deje de ser objeto de debate y pase a ser un factor real de riesgo.