Ya son más de tres mil las personas que han respaldado la carta de protesta.

La empresa Amazon se enfrenta a un nuevo episodio de malestar interno a causa de su impulso por implantar con rapidez sistemas de inteligencia artificial. Un grupo de trabajadores, Amazon Employees for Climate Justice, informó que más de mil empleados apoyaron de forma anónima una carta abierta, en la que califican la estrategia corporativa en materia de IA de excesivamente agresiva y peligrosa para la democracia, el empleo y el medio ambiente.
Según los organizadores, la recogida de firmas comenzó hace un mes y rápidamente trascendió la empresa: más de 2.400 simpatizantes de otras organizaciones se unieron a la carta, incluidos empleados de «Google» y «Apple». Dentro de Amazon el documento fue apoyado tanto por ingenieros de alto rango y responsables de producto como por especialistas en marketing y trabajadores de almacén. Algunos creen que la «carrera de la IA» artificialmente acelerada da a la dirección motivos para reducir la plantilla, dejando sin trabajo a personas que realizaban bien sus tareas.
Amazon invierte miles de millones de dólares en la construcción de nuevos centros de datos para entrenar y operar modelos generativos, desde herramientas internas para programadores hasta servicios de consumo como el asistente comercial Rufus. La dirección atribuye a la IA un crecimiento significativo de los ingresos: el director ejecutivo Andy Jassy evaluó anteriormente la contribución de Rufus a un posible aumento de las ventas de decenas de miles de millones de dólares al año.
Los autores de la carta sostienen que esa estrategia incrementa la presión sobre los sistemas energéticos y el sector de los combustibles. A su juicio, la creciente demanda de capacidad en los centros de datos obliga a los proveedores de energía a mantener durante más tiempo centrales de carbón y otras instalaciones con emisiones de carbono.
Los firmantes exigen abandonar el uso de combustibles fósiles para el suministro de los centros de datos, prohibir el uso de tecnologías de Amazon para vigilancia y deportaciones masivas, y poner fin a la práctica de imponer el uso de la IA en el trabajo cotidiano. Además proponen crear grupos de trabajo «éticos» formados por empleados de base que puedan influir en cómo las tecnologías cambian sus responsabilidades y automatizan procesos.
En este contexto aumenta la inquietud por los recortes: recientemente Amazon anunció la eliminación de alrededor de 14.000 puestos de trabajo, justificándolo como una adaptación a la «era de la IA». Según la empresa, la plantilla se sitúa en torno a 1,58 millones de empleados, menos que en el pico a finales de 2021. Algunos trabajadores se quejan de que las herramientas internas basadas en IA aún no han proporcionado el prometido crecimiento de la productividad, pero se utilizan como argumento para ejercer presión y revisar las métricas.
El contexto político agrava la tensión. Tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, su administración comenzó a desmantelar iniciativas laborales y climáticas y a relajar la regulación de la IA, lo que, según defensores de derechos, hace que las protestas de los trabajadores sean más arriesgadas. No obstante, la organización Amazon Employees for Climate Justice ve su oportunidad: ya había organizado huelgas, presentado propuestas de accionistas y reunido miles de firmas para exigir compromisos climáticos a la empresa.
La empresa responde oficialmente a las reclamaciones citando objetivos previos. Un portavoz corporativo, Brad Glasser, confirma la orientación hacia la consecución de emisiones netas cero para 2040 y anuncia planes para incrementar el uso de fuentes de energía sin carbono y mejorar la eficiencia de la infraestructura.
Los activistas consideran esas declaraciones insuficientes frente a la evaluación de las propias emisiones de Amazon: según sus datos, desde 2019 han aumentado aproximadamente en un tercio. Además, según trabajadores, preocupa la previsión de la alta dirección de un aumento diez veces mayor en la demanda de capacidad de centros de datos para 2027, mientras se discuten medidas relativamente modestas para el ahorro de agua.
Los organizadores de la carta alcanzaron deliberadamente el umbral anunciado de firmantes en la víspera del Black Friday, buscando recordar que detrás de la comodidad de una de las mayores plataformas en línea del mundo están los crecientes costes climáticos y el conflicto sobre el papel de la inteligencia artificial en el trabajo y la vida de las personas.