Operación Vibora: la caza digital de quienes convirtieron el sufrimiento infantil en contenido

Operación Vibora: la caza digital de quienes convirtieron el sufrimiento infantil en contenido

Los servicios de inteligencia del mundo lanzaron una limpieza global de pedófilos en cuatro continentes.

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Las fuerzas del orden de más de una decena de países llevaron a cabo una operación conjunta para identificar y arrestar a personas involucradas en la producción y distribución de material de abuso sexual infantil. La operación, denominada Vibora, fue una respuesta ante una actividad delictiva estructurada y de gran escala que se extendía por cuatro continentes, desde Europa hasta Oceanía.

El punto de partida de la investigación fueron las acciones de la Policía Nacional de España. A finales de 2024, los investigadores españoles identificaron numerosos grupos en aplicaciones de mensajería cuyos participantes distribuían sistemáticamente fotografías y videos con signos de violencia sexual contra menores. La identificación de sospechosos y el análisis de rastros digitales permitieron descubrir al menos 88 implicados, residentes en países de América del Norte y del Sur, Asia, así como en estados europeos y oceánicos.

La información sobre la magnitud de la red delictiva fue transmitida de inmediato a INTERPOL y Europol, lo que permitió poner en marcha un esfuerzo de cooperación internacional. En diciembre de 2024, agentes de INTERPOL invitaron a los especialistas españoles a Chile para participar en una reunión del grupo de trabajo sobre identificación de víctimas en América Latina. Fue allí donde la operación Vibora fue oficialmente presentada a las unidades regionales, dando inicio a la fase de coordinación, intercambio de pruebas y acciones conjuntas.

En territorio español, la policía detuvo a siete personas. Los arrestos se produjeron en Barcelona, Valladolid, Sevilla, Murcia y Jaén. Entre los sospechosos se encontraba un profesor acusado de distribuir contenido prohibido, así como un trabajador del sistema de salud sospechoso de comprar material a menores de Europa del Este. Además de las detenciones, se confiscaron ordenadores, teléfonos inteligentes y otros dispositivos electrónicos con pruebas incriminatorias.

En América Latina, las operaciones se llevaron a cabo con el apoyo activo de INTERPOL. Como resultado de acciones coordinadas con las autoridades locales, fueron arrestadas diez personas en siete países. En El Salvador se detuvo a tres sospechosos, en Panamá a un profesor acusado de participar en la producción de material con menores. También se realizaron detenciones adicionales en países europeos y en Estados Unidos.

Y este no fue un caso aislado. En la primavera de 2025 concluyó una amplia operación internacional llamada Stream, dirigida contra una de las mayores plataformas en la dark web que distribuía CSAM (material de abuso sexual infantil). Fue organizada por la policía criminal de Baviera y fiscales especializados en ciberdelincuencia. Entre el 10 y el 23 de marzo se detuvo a 79 personas, se identificaron 1393 implicados y se incautaron más de tres mil dispositivos digitales con contenido prohibido.

Otro episodio tuvo lugar en febrero de 2025. En una operación que reunió fuerzas de 19 países, se arrestó a 25 personas vinculadas a una red criminal que distribuía CSAM generado mediante inteligencia artificial. Los investigadores identificaron a 273 presuntos miembros de la red y confiscaron 173 dispositivos utilizados para almacenar, procesar y compartir este tipo de contenido.

Una amenaza particularmente grave es el hecho de que la IA permite crear imágenes visualmente realistas no basadas en hechos reales, lo que complica enormemente el trabajo de los expertos en identificación de víctimas. No obstante, las fuerzas del orden están intensificando esfuerzos en esta área, desarrollando nuevos enfoques técnicos para analizar y detectar imágenes falsificadas.

Paralelamente, el grupo de investigación Insikt Group, de la empresa Recorded Future, descubrió otra fuente de información comprometida: registros de programas maliciosos que robaban datos de usuarios y posteriormente eran filtrados en la dark web. Al analizarlos, los analistas lograron identificar a miles de personas que descargaban y distribuían CSAM. Esta información fue entregada a las autoridades para su posterior detención.

Todos estos esfuerzos ilustran una nueva fase en la lucha contra el crimen organizado centrado en el abuso sexual infantil. La cooperación entre países, el apoyo tecnológico a las investigaciones y las acciones coordinadas entre estructuras diversas permiten no solo identificar canales de distribución, sino también desmantelar los núcleos de estas redes.

La operación Vibora fue otra prueba de que la lucha efectiva contra estos crímenes es imposible sin cooperación internacional y un intercambio de información ágil. Cuanto más rápido se establece el contacto entre jurisdicciones, mayores son las posibilidades de detener la difusión del contenido, eliminar las fuentes y brindar asistencia a las víctimas.

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