La IA no pide vacaciones. Ni salario. Entonces… ¿para qué seguir contratando programadores?
El sector de tecnologías de la información en Estados Unidos se encuentra en una posición extremadamente inestable. La presión proviene de dos frentes a la vez: por un lado, una política económica exterior incierta bajo la administración Trump aumenta los temores de una posible recesión; por otro, las redes neuronales están desplazando activamente a empleados junior, automatizando funciones básicas.
Un análisis reciente basado en estadísticas recopiladas por la Oficina de Estadísticas Laborales reveló una dinámica preocupante. Según la firma consultora Janco, en mayo la tasa de desempleo entre profesionales digitales aumentó un 0,9%, alcanzando el 5,5%, frente al 4,6% registrado en abril. Esta cifra supera la media nacional desde hace cinco meses consecutivos.
El informe destaca que el número real de vacantes relevantes es reducido y está concentrado en unas pocas áreas prometedoras, como el desarrollo de modelos de IA, tecnologías blockchain y comercio electrónico multicanal. En todos los demás ámbitos, el mercado se ha debilitado notablemente.
Los empleadores apuestan cada vez más por la digitalización de procesos en lugar de ampliar plantillas, lo que permite reducir el número de empleados necesarios. La introducción de nuevas herramientas se da con especial intensidad en tareas relacionadas con informes rutinarios y controles de fondo. Los más afectados han sido quienes trabajan en proyectos de telecomunicaciones y funciones de verificación y soporte técnico interno.
El mayor riesgo lo corren quienes poseen competencias tecnológicas obsoletas, especialmente en ciudades secundarias como Tulsa o Nashville. En las grandes urbes —como Nueva York o Dallas— la situación es más estable: hay más vacantes que exigen habilidades actualizadas y mayores inversiones en modernización.
Los expertos vinculan el recorte acelerado de puestos de entrada con el crecimiento del interés por soluciones automatizadas. Esto ha impactado sobre todo a los segmentos de telecomunicaciones y departamentos de cumplimiento normativo. Cada vez más empresas renuncian a contratar personal adicional para tareas formales y trasladan estas funciones a algoritmos.
Están ganando terreno los llamados sistemas agentes: no simples módulos especializados, sino programas capaces de actuar de forma autónoma dentro de una lógica predefinida. Su diferencia frente a los asistentes convencionales radica en su capacidad para tomar decisiones y adaptarse a cambios en las tareas.
Según un estudio de EY, estos agentes inteligentes representan el siguiente paso en la evolución tecnológica corporativa. Casi la mitad de los encuestados ya ha comenzado a implementarlos, y más del 90% planea aumentar su inversión en IA en el próximo año. Además, el 81% espera que estas herramientas contribuyan a alcanzar objetivos estratégicos en el corto plazo.
La nota analítica de EY destaca la transición de las pruebas piloto a la explotación plena. Sin embargo, el entusiasmo se ve acompañado de presión por parte de los accionistas: hay que demostrar retornos concretos, tanto en reducción de costes como en crecimiento de ingresos.
El impacto de estas tecnologías en la distribución del trabajo será, según EY, ambivalente. Por un lado, se genera una demanda constante de personas capaces de diseñar y mantener agentes digitales. Por otro, las estructuras organizativas se están reconfigurando, lo que inevitablemente implica redistribución de funciones y eliminación de cargos redundantes.
El informe de CompTIA complementa esta visión: el número de vacantes relacionadas directamente con inteligencia artificial ha crecido un 117% desde principios de año. Esto indica que, a pesar del riesgo económico, la demanda de especialistas en automatización sigue en aumento.
Mientras tanto, en Janco predicen que el descenso continuará en la segunda mitad del año. Anticipan un tercer periodo consecutivo de contracción en el número total de empleados en la industria IT. En un clima de incertidumbre, los empleadores no están dispuestos a ampliar equipos, prefiriendo mantener flexibilidad y mejorar la eficiencia mediante soluciones automatizadas.
Para quienes contemplan el sector digital como una trayectoria profesional, la señal es clara: sin competencias especializadas, el acceso a la profesión podría cerrarse. No basta con aprender lenguajes de programación: es fundamental dominar las formas de interactuar con sistemas capaces de trabajar en lugar del ser humano.