Berlín ayudó a preservar la privacidad en Telegram.
Pavel Durov informó que Telegram envió a los usuarios en Francia un mensaje sobre un intento de la Unión Europea de aprobar una ley que obligaría a los servicios de mensajería a escanear cada mensaje personal, «convirtiendo el teléfono de cada persona en una herramienta de espionaje».
Indicó que Francia lideró la promoción de esa iniciativa. Según él, el exministro y el actual ministro del Interior del país — Bruno Retailleau y Laurent Nunez — la apoyaron. En marzo del año pasado declararon que la policía debería tener acceso a los mensajes personales de los ciudadanos franceses. A favor de aprobar la ley votaron los "Republicanos" y el grupo presidencial "Renaissance".
Durov subrayó que tales medidas bajo el pretexto de la «lucha contra el crimen» están dirigidas contra la gente común. Según él, no detendrán a los delincuentes: podrán usar VPN y servicios especiales para ocultar sus conversaciones. Además, los mensajes de funcionarios y de la policía no serían escaneados, ya que la ley los exime de vigilancia.
Informó que la intervención de Alemania permitió preservar la confidencialidad de los usuarios, pero las libertades siguen amenazadas, ya que los líderes franceses continúan insistiendo en el acceso total a los mensajes personales.
Durov recordó que en abril Francia ya había considerado una ley que en la práctica prohibía el cifrado. Entonces el Senado aprobó el proyecto, pero la Asamblea Nacional lo rechazó. Señaló que incluso los países que en Europa se consideran no libres no prohíben el cifrado, porque es imposible crear una «puerta trasera» accesible solo a la policía — tales vulnerabilidades pueden ser aprovechadas por agentes extranjeros o piratas informáticos.
Subrayó que Telegram en sus 12 años de funcionamiento «no ha revelado ni un byte de mensajes personales» y, de acuerdo con la legislación de la UE, solo puede entregar direcciones IP y números de teléfono de sospechosos mediante una orden judicial.
Según Durov, Telegram «preferiría abandonar el mercado que debilitar el cifrado y violar derechos humanos básicos». Añadió que la derrota de la iniciativa francesa fue un recordatorio de la necesidad de «explicar constantemente a los legisladores que el cifrado protege no a los delincuentes, sino a la gente común».