¿Cómo nos afectaría si la noche desapareciera para siempre?
La startup estadounidense Reflect Orbital presentó un proyecto que promete prolongar el funcionamiento de las plantas solares más allá del horario diurno, pero que al mismo tiempo ha preocupado a astrónomos y ecologistas. La empresa de California planea lanzar a la órbita una gigantesca constelación de satélites-espejo que podrían reflejar la luz solar hacia la superficie terrestre y iluminar áreas concretas bajo demanda. Si la idea funciona, los paneles solares podrían generar energía incluso por la noche, pero el precio de esta idea podría resultar demasiado alto.
Según Bloomberg, el resplandor reflejado de estos aparatos podría ser tan intenso que cegaría a telescopios sensibles y, de hecho, haría imposibles muchos tipos de observaciones desde tierra. Los astrónomos advierten que el cielo nocturno corre el riesgo de perder su oscuridad natural y que los observatorios ópticos perderían una parte importante de su valor científico.
El proyecto prevé el uso de espejos orbitales hechos de película de Mylar —un material fino, ligero y resistente capaz de concentrar los rayos solares y dirigirlos hacia puntos concretos de la superficie terrestre. La primera fase será el lanzamiento de un satélite demostrativo, Earendil-1, de 18 metros de diámetro, previsto para 2026. La empresa ya solicitó autorización de lanzamiento a la Comisión Federal de Comunicaciones de EE. UU. Si las pruebas resultan exitosas, para 2030 podrían aparecer en la órbita alrededor de cuatro mil aparatos similares, situados a una altitud de aproximadamente 625 kilómetros. Más adelante, según cálculos, su número podría aumentar hasta 250 000 y el diámetro de los espejos alcanzar los 54 metros.
La luz reflejada por estos dispositivos sería 15 000 veces más tenue que la luz solar diurna, pero aun así más brillante que la luna llena. Esto convierte el proyecto en una fuente potencial de un nuevo tipo de contaminación lumínica, ya que, a diferencia de los satélites habituales que solo reflejan los rayos solares de forma accidental, los aparatos de Reflect Orbital están diseñados precisamente para eso. Los científicos advierten que incluso un prototipo en funcionamiento sería notablemente más brillante que la luna y podría cegar a un observador si este lo mira a través de un telescopio. En caso de un despliegue masivo, esos destellos podrían anular por completo las imágenes de objetos celestes tenues, privando a los investigadores de la posibilidad de observar galaxias distantes o asteroides débiles.
Las consecuencias pueden afectar no solo a la ciencia. La iluminación artificial constante alterará el paisaje nocturno, perturbando los ritmos biológicos de animales y plantas. Los ecologistas advierten que la fauna nocturna —desde tortugas marinas hasta aves migratorias— se orienta por el cambio natural entre el día y la noche, y las ráfagas impredecibles de luz pueden desbaratar esos mecanismos. Además, el movimiento de los satélites en órbita hará que sus rayos barran enormes territorios, creando destellos cortos pero cegadores, visibles a cientos de kilómetros.
Los físicos también dudan de la viabilidad de la idea. Los satélites en órbita baja sobrevuelan un punto durante no más de tres minutos y medio, por lo que para iluminar de forma continua siquiera durante una hora se necesitarían decenas de miles de aparatos. Incluso con la cifra prevista de 250 000 satélites, el proyecto solo podría proporcionar alrededor del 20 % de la intensidad de la luz solar y únicamente en áreas limitadas del planeta.
Los representantes de Reflect Orbital aseguran que los pulsos de luz serán «cortos, previsibles y dirigidos», y que la información sobre las trayectorias de los aparatos será pública para que los astrónomos puedan planificar observaciones y evitar interferencias. Sin embargo, una encuesta de agosto de la Sociedad Astronómica Estadounidense mostró que la mayoría de los investigadores están convencidos de que la aparición de una constelación así afectaría negativamente a todas las observaciones ópticas.
En los últimos años la órbita baja ya se ha vuelto más congestionada. Según agencias del sector, solo en 2024 se lanzaron al espacio casi 2 700 aparatos —principalmente en el marco de los programas privados de SpaceX (Starlink), Amazon (Project Kuiper) y Eutelsat OneWeb. Ahora a esta carrera se suma Reflect Orbital, que propone no solo una nueva idea comercial, sino una tecnología capaz de cambiar la propia percepción del cielo nocturno.