Cómo una compañía de videojuegos desmanteló un sistema hasta entonces considerado intocable
El litigio entre Epic Games y Google comenzó ya en 2020, cuando la compañía que creó Fortnite presentó una demanda acusando prácticas monopolísticas en torno a la tienda de aplicaciones Google Play. En 2023, un jurado determinó que Google violó la legislación antimonopolio y obligó a la empresa a revisar una serie de restricciones en el ecosistema Android.
Sobre la base de esta decisión, el juez federal James Donato emitió una amplia orden que insta a Google a reformarse: permitir tiendas de aplicaciones de terceros dentro de Play y autorizar a los desarrolladores a usar enlaces externos a pagos fuera del sistema de monetización de Google.
Tras la emisión de la decisión, Google presentó una apelación alegando que la orden conduciría a riesgos de seguridad, dañaría su reputación y pondría a la empresa en desventaja frente a sus competidores. Sin embargo, en julio el tribunal de apelaciones rechazó esos argumentos y dejó la resolución sin cambios, coincidiendo con la posición de Epic Games de que la política de Google reforzaba su posición de monopolio en el mercado de aplicaciones.
No estando de acuerdo, Google acudió al Tribunal Supremo de Estados Unidos con una petición separada: suspender temporalmente la orden hasta que se revisara el caso por completo. Sin embargo, el 6 de octubre el Tribunal Supremo también rechazó la solicitud de la compañía y no suspendió la ejecución de las decisiones de los tribunales inferiores. De este modo, el sistema judicial rechazó en dos ocasiones los intentos de Google de posponer las reformas, y los cambios clave en las normas de la tienda Play comenzarán a aplicarse según el calendario establecido.
No obstante, Google no piensa rendirse y tiene la intención de continuar la disputa. La empresa planea presentar el expediente de apelación completo ante el Tribunal Supremo antes del 27 de octubre. Google advierte que las transformaciones en la infraestructura de las aplicaciones afectarán a más de cien millones de usuarios de Android en Estados Unidos y a alrededor de medio millón de desarrolladores. Epic Games, por su parte, sostiene que las novedades aumentarán la competencia, ampliarán la oferta y reducirán los precios para los usuarios finales.
Esta fase judicial marca un giro importante en la regulación de los mercados digitales en Estados Unidos: Google podría perder parte del control sobre la distribución de aplicaciones y la monetización dentro de su plataforma. Las decisiones adoptadas ahora podrían sentar un precedente que afecte no solo al ecosistema Android, sino también a otros sectores de alta tecnología en los que empresas dominantes interactúan con desarrolladores externos.