Tira de papel perforado, cuatro destellos de luz y una obra cargada de nostalgia por lo analógico
En un mundo donde la música hace tiempo pasó al streaming y a las plataformas digitales, un entusiasta decidió volver sesenta años atrás —a donde las melodías todavía podían cobrar vida a través del resplandor de las lámparas y de la cinta perforada. El ordenador más antiguo PDP-1, famoso como la cuna de uno de los primeros videojuegos, sorprendió al hablar con la voz de Boards of Canada, interpretando su composición «Olson» mediante cinta perforada e indicadores intermitentes.
El proyecto fue realizado por el ingeniero y voluntario del Museo de Historia de la Computación, Peter Samson, en el marco de la iniciativa PDP-1.music, lanzada por Joe Lynch. La tarea consistió en adaptar un tema corto a las limitaciones técnicas del PDP-1, que utiliza cinta perforada para la entrada de datos. Cada bloque de sonidos se codificó manualmente y se grabó en la cinta, que hubo que cargar por etapas en la máquina.
El elemento clave de la reproducción fue el «Harmony Compiler», un compilador desarrollado por el propio Samson en los años 1960, cuando estudiaba en el MIT. Esta herramienta se creó para que en el PDP-1 se pudieran reproducir obras clásicas con la ayuda de cuatro lámparas indicadoras. Esas lámparas estaban destinadas originalmente a mostrar el estado del programa, pero se reconvirtieron en generadores en cuadratura, convirtiéndose, en esencia, en convertidores digital-analógicos de un solo bit. Gracias a su rápido parpadeo a frecuencias audibles, cada una de ellas se transformaba en una fuente de sonido.
Para la reproducción de la pieza, las señales luminosas de las lámparas se agruparon en canales estéreo y luego, mediante un emulador, se combinaron en una única pista. El archivo resultante se transformó manualmente en código apto para plasmarse en la cinta perforada, desde la cual se efectuó la carga en el PDP-1. A pesar de la complejidad del proceso, los autores del proyecto consideran que el esfuerzo está justificado: la música de Boards of Canada, impregnada de nostalgia por el pasado analógico, suena de manera muy natural en una máquina así.