El voraz consumo energético de las redes neuronales obliga a los ingenieros a tomar medidas drásticas.

El auge mundial de la infraestructura de inteligencia artificial se ha topado con un obstáculo inesperado: la escasez de electricidad. Los centros de datos crecen más rápido de lo que se expanden las redes eléctricas, y la falta de turbinas obliga a los desarrolladores a buscar soluciones poco convencionales. Una de ellas es el uso de motores aeronáuticos retirados de aviones como generadores. Estos ahora mantienen en funcionamiento nuevos centros de datos que no han recibido conexión a las redes eléctricas.
Los centros de datos modernos requieren decenas de megavatios de potencia, pero en varias regiones la espera para acceder al suministro de la red eléctrica se prolonga durante años. Anteriormente, los desarrolladores construían sus propias centrales o se conectaban directamente a las redes, sin embargo, el aumento repentino de la demanda puso al descubierto un déficit estructural de equipos. Según los fabricantes GE Vernova y Siemens Energy, los plazos de entrega de turbinas industriales ya superan los 3–5 años y siguen aumentando. Los analistas de Wood Mackenzie prevén que los nuevos pedidos no se entregarán antes de 2029, y el personal de IEEFA registra colas de hasta 8 años en el sudeste asiático.
Esa brecha entre la demanda y la capacidad de producción dio lugar a un nuevo mercado: la recuperación de motores aeronáuticos para su uso en tierra. Estas instalaciones, conocidas como aeroderivativas turbinas de gas, son motores aeronáuticos reciclados capaces de generar electricidad al nivel de generadores industriales.
Aunque la idea no es nueva, ahora vive un resurgimiento. Hace ya décadas, las empresas GE y Siemens empezaron a adaptar motores aeronáuticos para centrales eléctricas. Por ejemplo, la turbina GE LM6000 se creó a partir del motor a reacción CF6-80C2, utilizado en la aviación civil. Los modelos aeroderivativos son más ligeros, más compactos y más sencillos de mantener que sus equivalentes industriales, por lo que son adecuados para complejos energéticos móviles y temporales.
En la feria Data Center World Power en San Antonio, la empresa ProEnergy del estado de Misuri presentó una versión actualizada de esta tecnología. Los ingenieros de la firma compran motores aeronáuticos CF6-80C2 dados de baja, los desarman por completo, los reparan y los reacondicionan como turbinas de gas bajo la marca PE6000. Cada instalación genera hasta 48 megavatios de electricidad, suficiente para abastecer un centro de datos medio o una ciudad con una población de entre 20 000 y 40 000 personas.
Según el vicepresidente Landon Tessmer, la empresa ya ha suministrado 21 turbinas para dos grandes proyectos cuya potencia combinada supera 1 gigavatio. Estas plantas proporcionarán suministro energético transitorio durante la construcción y la espera de conexión a las redes — de 5 a 7 años. Después planean pasarlas a modo de reserva o transferirlas a los servicios públicos locales.
La principal ventaja de esos motores es la rapidez de despliegue. ProEnergy está lista para suministrar nuevas unidades ya en 2027, mientras que la espera con los fabricantes de equipo original (OEM) puede llevar años. Las turbinas se ponen en marcha en 5 minutos y el mantenimiento lleva como máximo tres días. Las emisiones medias de óxidos de nitrógeno son de 2,5 ppm (partes por millón) — 4–5 veces por debajo de los límites establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA). Antes de entrar en servicio, cada unidad se somete a una revisión completa: miles de piezas se limpian, inspeccionan y, si es necesario, se reemplazan.
Desde 2020 ProEnergy ha entregado 75 de estos equipos, y otros 52 están en montaje o han sido encargados. Inicialmente la tecnología se diseñó para cubrir picos de carga en los sistemas energéticos, pero ahora también tiene demanda en el sector de centros de datos. Tessmer señala que en algunos lugares las demoras en la conexión a las redes llegan a 8–10 años, por lo que las soluciones temporales son una auténtica salvación para la industria.