Medio billón en el altar de la libertad de expresión — Trump pone a CISA a dieta presupuestaria

Medio billón en el altar de la libertad de expresión — Trump pone a CISA a dieta presupuestaria

Se avecinan tiempos difíciles para la ciberseguridad estadounidense…

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La administración de Donald Trump se prepara para cambiar radicalmente el sistema de ciberseguridad de EE. UU. En el proyecto para 2026 se propone recortar el financiamiento de la Agencia CISA en 491 millones de dólares. Esta reducción, que representa el 17 por ciento de todo el presupuesto de la organización, se justifica por las acusaciones de que la agencia se ha desviado de su misión principal y se ha dedicado a censurar el espacio digital.

La iniciativa presentada, que aún debe ser aprobada por el Congreso, está dirigida a combatir lo que la Casa Blanca ha denominado como el “complejo industrial de la censura”. Así se describen los esfuerzos de la agencia por frenar la difusión de desinformación en la red.

El pasado ejercicio fiscal ya marcó los primeros recortes para la agencia: de los tres mil millones de dólares solicitados para garantizar la seguridad en línea de las estructuras gubernamentales y el sector privado, el monto final fue 34 millones menor que el del periodo anterior.

Particular molestia generan los esfuerzos de CISA por contrarrestar la influencia informativa extranjera y proteger el sistema electoral del país.

Probablemente, todo esto se enmarca en la campaña de años de Trump, quien sigue cuestionando los resultados de las elecciones de 2020. Insiste en que hubo fraudes masivos, aunque múltiples auditorías confirmaron la victoria legítima de Joe Biden. En este contexto, los intentos de CISA por combatir la desinformación son percibidos por el expresidente y sus seguidores como una amenaza directa a su reputación política.

La situación en la prestigiosa conferencia RSA en San Francisco resultó sintomática. Por primera vez en mucho tiempo, los organizadores cancelaron la ponencia clave de la NSA sobre ciberataques, conocida como State of the Hack. La dirección de CISA, que tradicionalmente participa activamente en el foro, se limitó a enviar a un solo especialista para una mesa redonda. Incluso evitaron las habituales reuniones con periodistas. En su lugar, la ministra de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ofreció un discurso principal.

Fue ella quien acusó abiertamente a CISA de haber excedido sus competencias y de decidir por sí sola qué información es verdadera y cuál no. “CISA no es el Ministerio de la Verdad”, declaró Noem, advirtiendo sobre la inminente reducción del presupuesto. En su opinión, la agencia debería haberse limitado a la protección técnica de los sistemas de información.

La Casa Blanca, en su documento, utiliza formulaciones aún más contundentes, que recuerdan a la retórica de la Revolución Cultural en China. Los autores exigen cesar completamente la búsqueda de noticias falsas y disolver los departamentos de cooperación internacional. A su juicio, estas unidades se han convertido en centros del “complejo industrial de la censura” y violan sistemáticamente el derecho constitucional de los ciudadanos a la libertad de expresión.

Los redactores del documento consideran que CISA gasta demasiados recursos en controlar la información y en su propia autopromoción, lo que ha hecho que recursos estratégicos sean más vulnerables.

Al mismo tiempo, el propio Departamento de Seguridad Nacional podría recibir una suma récord —más de 43 mil millones de dólares adicionales. Este dinero se destinaría a la deportación de migrantes ilegales y a la continuación de la construcción de un muro fronterizo que se extenderá desde la costa del Pacífico en California hasta el Golfo de México.

La ola de recortes también afectará a estructuras relacionadas. Se propone reducir el presupuesto de la Administración de Seguridad en el Transporte en 247 millones de dólares. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias corre el riesgo de perder 646 millones en programas no relacionados con desastres naturales. A finales de 2024, esta agencia estuvo en el centro de un escándalo: uno de sus empleados fue despedido tras supuestamente ordenar a los equipos de rescate no asistir a residentes de viviendas con simbología de Trump afectados por un desastre. Aunque una investigación interna no halló pruebas de discriminación sistemática por motivos políticos, el caso provocó un gran revuelo social. Como consecuencia, los trabajadores de rescate enfrentaron amenazas y acoso por parte de ciudadanos indignados.

Sin embargo, al igual que con la agencia espacial NASA, estas propuestas siguen siendo solo borradores. Aún deben superar el arduo proceso de discusión en el Congreso, donde ya se está formando oposición a los recortes radicales. Washington se prepara para un periodo de intensas batallas por cada partida presupuestaria.

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